150 historias tendrán sus placas
05 Octubre 2017
Todo comenzó con una historia de amor y un deseo de homenajearla mediante una placa en el banco de una plaza. Hoy serán 150 personas las que también podrán apadrinar un banco y recordar a un ser querido en El Rosedal y Parque Avellaneda.
Cualquier persona que haya visto la película Un lugar llamado Notting Hill recordará con emoción la escena donde sus protagonistas descubren en un banco ubicado en un hermoso parque de un barrio cerrado de Londres una placa donde se recordaba una historia de amor.
Esta película era la favorita de Giselle Mazzeo, una vecina de la ciudad de Buenos Aires quien quiso homenajear la historia de amor que tuvo con su pareja Martín, quien en enero de este año falleció de un infarto fulminante mientras corría en una plaza del barrio Agronomía. Al estilo de los parques londinenses y como ocurre en Notting Hill, el homenaje consiste en una placa sencilla colocada en un banco de plaza, grabada con una frase conmemorativa.
Giselle recurrió a las redes sociales del jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta para contar su historia y ahora gracias a su ejemplo otros vecinos tendrán la oportunidad de colocar una placa en los bancos del Rosedal o Parque Avellaneda. En esta primera instancia, se habilitarán 150 bancos para dicho homenaje (100 en Parque Avellaneda y 50 en el Rosedal).
Durante noviembre comenzará la colocación de las placas: la Ciudad proveerá el banco y la placa conmemorativa mientras que el vecino aportará los insumos necesarios para las tareas mantenimiento, refacción y limpieza de su banco apadrinado.
La iniciativa de Participación Ciudadana en conjunto con el Ministerio de Ambiente y Espacio Público es similar a otros programas en el mundo como “Adopta un Banco” del Central Park de Nueva York (Adopt-a-bench); los “Asientos de Presentación” de Edimburgo (Presentation Seats); “Árbol y bancos conmemorativos” de Toronto (Commemorative trees and benches); “Dedica un banco en el parque Centennial”, de Sydney (Dedicate a bench in Centennial Parklands) y “Bancos conmemorativos” de Londres (Memorial Bench). Permite que exista una colaboración entre el Gobierno de la Ciudad y aquellos ciudadanos que, cada vez más, manifiestan su intención de participar en el mantenimiento del patrimonio de la Ciudad, fortaleciendo su compromiso con lo público.
El subsecretario de Comunicación, Federico Di Benedetto, expresó: “Las historias son muy emotivas y nos llena de orgullo darle la oportunidad a los vecinos de rememorar a sus seres queridos en dos lugares con tanta carga simbólica en la Ciudad como lo son El Rosedal y Parque Avellaneda. Como sucede en las grandes capitales del mundo, queremos que los vecinos de la Ciudad tengan una nueva forma de recordar y homenajear a sus seres queridos”.
“A partir de la historia de Giselle, una vecina que contactó a Horacio, estamos dando la oportunidad a los vecinos de homenajear a sus seres queridos en El Rosedal y Parque Avellaneda”
Entre las historias se encuentran las de Nicolás de Giacomo, quien quiere recordar a su novia Daniela: “Dani fue mi novia. En un triste accidente yendo a nuestras vacaciones la perdí para siempre. Pero fue ella la que me dio las fuerzas para seguir adelante. Dani era una chica increíble con una muy linda familia. Se vino sola de Bariloche a estudiar a Buenos Aires. Un día la conocí y quedé perdidamente enamorado. Tarde un año en conquistarla y viví momentos increíbles con ella, únicos. Haber estado con un ángel en la tierra me dejo muchas herramientas para pelearla en la vida. Imposible olvidarla”.
Por su parte Macarena Bello quiere conmemorar a Tomás: “Era mi hijo quien combatía el cáncer (neuroblastoma) en 2003, mediante quimioterapia y autotrasplante de médula. En 2012 le detectaron que volvió, pero esta vez sin esperanzas, ya que un año más tarde falleció después de mucha quimio. Hoy sus cenizas se encuentran en el cementerio dentro del Vaticano, gracias al Papa Bergoglio, quien nos aceptó dejarlo ahí a pedido de mi propio hijo”.
En tanto el Parque Avellaneda atesora momentos únicos para la familia de Miriam Ullua. “Don Julio Sasso vivió gran parte de su vida en Floresta y Flores. Pasó toda su infancia y adolescencia en el Parque Avellaneda. Nos dejó un manuscrito contando sus recuerdos en el parque: las romerías españolas, el teatro Lavarden y montones de anécdotas más. Ya jubilado era habitué constante del Parque. Fue un gran hombre, esposo, padre, abuelo y bisabuelo y el parque Avellaneda fue su recreo a lo largo de su vida. Sería feliz de volver al lugar y ver una placa con su nombre”.
Sandra Bustamante no puede evitar pensar en su marido cada vez que recorre El Rosedal. “No existe modo de describir al grandote de bigotes, bonachón, que te recibía siempre con sus manos al cielo. Nadie te olvidará porque fuiste parte del Palermo antiguo, rebelde y a su vez respetuoso de lo tradicional. Te fuiste sin avisar pero como todo ser de luz tus manos miraban al cielo”.