El triángulo imperfecto de la economía argentina
06 Noviembre 2025
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Media Specialist Latin America
La economía argentina vive atrapada en un equilibrio inestable donde la inflación, la brecha cambiaria y la digitalización financiera conviven sin un rumbo claro. Tres variables que, lejos de potenciarse, hoy parecen neutralizarse entre sí.
La inflación erosiona cualquier intento de planificación y distorsiona los precios relativos, mientras el dólar sigue funcionando como termómetro emocional más que como indicador económico. En ese contexto, la digitalización —que podría ser una herramienta de eficiencia y transparencia— termina siendo usada más para sobrevivir al caos que para generar desarrollo.
El avance de las billeteras virtuales, los bancos digitales y las fintech muestra un cambio de hábitos en los usuarios, pero no necesariamente una modernización del sistema. La velocidad de las transacciones aumentó, pero la confianza sigue siendo escasa. La tecnología, por sí sola, no corrige los desequilibrios estructurales: puede hacer más rápido el error, pero no lo evita.
Mientras tanto, el Estado continúa interviniendo con medidas fragmentadas, buscando estabilizar precios o contener el tipo de cambio, sin un plan integral que articule productividad, crédito y competitividad. Los incentivos siguen desalineados: se premia la especulación y se castiga la inversión de largo plazo.
La digitalización financiera debería servir para ampliar la base de usuarios bancarizados, fomentar el ahorro interno y transparentar operaciones. Sin embargo, en una economía donde la moneda nacional no logra cumplir su función básica de reserva de valor, cualquier innovación queda condicionada. No hay algoritmo que compense la falta de confianza.
Argentina necesita más que tecnología: requiere una arquitectura institucional y económica que le devuelva previsibilidad al sistema. Hasta que eso ocurra, seguiremos viendo avances parciales y retrocesos estructurales, donde la inflación, el dólar y la digitalización seguirán siendo piezas de un rompecabezas que nunca termina de encajar.