Adoptar: misión casi imposible
29 Marzo 2021
El 85% de las personas que se registran para adoptar en la ciudad de Buenos Aires pide que los niños y niñas tengan tres años o menos, mientras que, en esa franja de edad, sólo se ubica el 20% de quienes se encuentran en situación de adoptabilidad.
Nuestro país se caracteriza, lamentablemente, por una excesiva burocracia que afecta principalmente a los que menos tienen. La adopción no escapa a esta realidad pero, en este caso, se suma un aspecto más que no es menor: El 85% de los postulantes para adoptar en la Ciudad desea niños de hasta tres años.
Cuando un niño se encuentra en una situación de vulnerabilidad es separado transitoriamente de su “familia de origen”, en la ciudad de Buenos Aires, en una primera instancia, es alojado en hogares convivenciales o en familias transitorias.
En tanto, el juzgado interviniente y el Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (CDNNA) intentan “fortalecer a la familia de origen para que esté en condiciones de hacerse cargo del cuidado y necesidades de ese niño”, explicó en diálogo con Télam Itatí Canido, directora general de Gestión de Políticas y Programas que tiene a cargo el Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos (RUAGA).
Cuando se agotan las posibilidades de revinculación, el organismo de protección de los derechos del niño porteño eleva un pedido al juzgado para que determine la “situación de adoptabilidad” de ese niño y es ese momento en el que la justicia elabora una sentencia que tiene un plazo de cinco días para ser apelada por la familia de origen.
“Si esto ocurre, la causa se eleva a la Cámara y es ahí donde puede empezar a dilatar el proceso, pero si se llegó a un acuerdo y la familia del niño o niña no apela, se crea un expediente, se pasa al RUAGA y comienza la búsqueda de familia para ese pequeño o pequeña”, apuntó la funcionaria.
Según precisó Canido, actualmente hay 700 “legajos admitidos”, es decir de postulantes para la adopción, y anualmente hay un promedio de 250 niños en situación de adoptabilidad, con estas cifras es casi imposible imaginar que hay niños y niñas esperando por una familia, sin embargo los “hay muchos que siguen esperando”.
"Pasa que los adultos que se acercan a la adopción siguen pensando en bebés, el 85% de los postulantes responden afirmativamente para recibir niños de hasta tres años, pero solo el 20% de los niños y niñas que esperan ser adoptados tienen esa edad", explicó.
En este sentido, remarcó que “a veces son niños de 12 o 13 años o niños que tienen hermanitos” y ejemplificó con un caso real de “un nene de 13 años que pidió que no le busquen más una adopción a él, que lo desvinculen de sus dos hermanos (de ocho y tres años) para que por lo menos ellos puedan tener la oportunidad de tener una familia”.
Así como también hay casos de niños o niñas que presentan alguna discapacidad y es “muy difícil” encontrar postulantes que quieran adoptarlos, por eso “la espera no es consecuencia de los plazos de la justicia, que a veces también es cierto que se demora, sino que tiene que ver con lo que los adultos piensan cuando piensan en adoptar”.
Por otra parte, afirmó que “una deuda pendiente que tiene la ciudad de Buenos Aires es tener un Código Procesal de Familia porque los plazos civiles están muy bien, pero los plazos de familia debieran ser más ajustados a lo que tiene que ver con los pibes. Cada día de espera en la vida de un pibe cuenta y entonces debería existir un plazo máximo para que la Cámara resuelva”.
En la ciudad de Buenos Aires existen más de 40 Hogares Convivenciales para niños, niñas y adolescentes de hasta 18 años. En tanto, el programa de Acogimiento Familiar es un dispositivo en el que familias que se inscriben y pasan por un proceso de evaluación y capacitación pueden alojar en sus hogares de manera transitoria a niños, niñas o adolescentes en situación de vulnerabilidad hasta que se determine si es restituido a su familia de origen o no.
Según fuentes del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño, en la actualidad hay 45 familias que forman parte del programa.