Golpe a los comedores fantasmas
05 Diciembre 2025
El nuevo esquema de asistencia alimentaria porteño avanza con más controles, tecnología y trazabilidad para asegurar que cada ración llegue a quien corresponde. Tras una fiscalización integral se cerraron 40 comedores irregulares y se suspendieron más de 5.000 raciones sin justificar, en un modelo sin intermediarios.
La Ciudad de Buenos Aires avanzó en la reorganización de su esquema de asistencia alimentaria luego de una fiscalización completa sobre más de 500 comedores. El operativo permitió detectar 40 espacios que no entregaban las raciones asignadas y derivó en el cierre de esos “comedores fantasmas”. Además, se suspendieron más de 5.000 raciones que no estaban justificadas.
Según informó el Gobierno porteño, el sistema actual se apoya en trazabilidad, controles diarios y herramientas tecnológicas para asegurar que la ayuda llegue de manera directa. Entre ellas, una App que registra beneficiarios, identifica necesidades y permite reportar irregularidades en tiempo real. Con este mecanismo, cada ración queda documentada y cada gasto puede seguirse durante todo el proceso.
El programa Ciudadanía Porteña profundizó esa transformación con inscripción virtual, pagos digitales a través de Buepp -la billetera del Banco Ciudad- y la ampliación de comercios habilitados para la compra de alimentos, con la meta de alcanzar más de 160 nuevos puntos en 2026.
El jefe de Gobierno, Jorge Macri, defendió los cambios y afirmó: “Terminamos con un sistema que durante años les permitió a los gerentes de la pobreza hacer negocios con el hambre de la gente. Hoy eso se terminó. Sacamos a los intermediarios e incorporamos un sistema que nos da visibilidad total, sabemos a dónde va cada ración, quién la recibe y cómo se usa cada peso. Ahora cada persona accede con su DNI, sin punteros, sin listas manejadas por nadie y sin el filtro de ninguna organización. La ayuda llega directo a quien la necesita y en comedores comprometidos con el trabajo social y la transparencia. Porque no todos son lo mismo. Dimos un paso que algunos esquivaron durante años: cortamos con prácticas que todos veían, pero no se atrevían a enfrentar. Quiero dejar esto claro: vamos a garantizar el plato de comida para cada persona que lo necesite, lo que no vamos a permitir nunca más es que alguien use el hambre para hacer negocios”.
Por su parte, el ministro de Desarrollo Humano y Hábitat, Gabriel Mraida, sostuvo: “En la Ciudad, la comida dejó de ser un factor de negociación política. Todos nuestros programas tienen condicionalidades claras y están completamente desintermediados. Hay un control estricto y riguroso, que realizamos todos los días, apoyado en tecnología para garantizar transparencia en cada etapa del proceso. Ningún plato de comida puede terminar en un destinatario que no corresponde, y mucho menos en la política. Una Ciudad más justa es la que sabe exactamente a quién está ayudando”.
De acuerdo con el Ministerio, el objetivo es consolidar hacia 2026 un sistema más preciso, con mayor fiscalización a proveedores, seguimiento individual de cada beneficiario y un registro unificado para simplificar procesos y mejorar la calidad de las intervenciones.


